
“El gobierno ha privilegiado la propaganda sobre la presencia y el discurso sobre la acción”
En un momento en que la cercanía con la gente debería ser una prioridad irrenunciable, el gobierno del presidente Luis Abinader ha dado la espalda a los sectores comunitarios del país. Desde los barrios de la capital hasta los campos más apartados del interior, lo que se respira es una misma queja: el abandono de las instituciones encargadas de asistir a los más vulnerables.
Durante su campaña, el presidente prometió un gobierno cercano, sensible y humano. Sin embargo, la realidad que enfrentan los dirigentes comunitarios y las organizaciones de base es totalmente distinta. Los programas de asistencia social han sido reducidos y/o politizados, los funcionarios de las instituciones de asistencia social brillan por su ausencia en los territorios, y cada vez las comunidades se sienten más huérfanas del Estado.
La desaparición paulatina de políticas públicas con enfoque social es palpable. Oficinas como los Comedores Económicos, el Plan Social de la Presidencia, La Dirección General de Desarrollo Comunitario (DGDC), el Instituto de Auxilios y Viciendas (INAVI), los Centros de Atención a la Primera Infancia, las Direcciones Provinciales del Gabinete Social, entre otras, operan hoy bajo una lógica centralista y distante. En vez de reforzar su presencia en los barrios y campos, se han replegado, dejando a miles de familias a merced de la incertidumbre y la desigualdad.
Este abandono no solo se traduce en hambre, desempleo o falta de servicios básicos. También erosiona el tejido comunitario, rompe los canales de organización y participación social, y debilita la democracia desde abajo. La labor de los líderes comunitarios, quienes han sido históricamente los brazos extendidos del Estado en los territorios, hoy no encuentra eco ni acompañamiento oficial.
El gobierno ha privilegiado la propaganda sobre la presencia, el discurso sobre la acción, y las pocas inauguraciones de alto perfil sobre la inversión continua en el desarrollo humano. La asistencia social no puede ser un acto de caridad esporádica ni una herramienta de campaña. Es un derecho de la gente y una obligación del Estado.
Desde el Partido de la Liberación Dominicana y desde cada rincón del país donde hay un dirigente comunitario comprometido con su gente, seguimos alzando la voz para exigir que el gobierno cumpla con su deber. Porque donde el Estado se retira, avanza la desesperanza. Y ningún país puede avanzar si deja atrás a sus comunidades.
El autor es titular de la Secretaria de Participación Comunitaria del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), estudiante de Periodismo; destacado comunicador, experto en marketing político y municipalista por vocación.